domingo, 23 de septiembre de 2012

Alicaído


Cada  día  es  un  tormento  y  una  apología  a  la  subsistencia.

Era  un  viernes  cualquiera, como  muchos  que  han  pasado  por  mi enlutada  existencia.

Era  un  viernes  cualquiera, donde  hable  sin  decir  nada, donde  dije  mucho  y  callé  algo.

Era  un  viernes  cualquiera, donde  nos  juramos  por  enésima  vez  amor  eterno  y  donde  nos  despedíamos  sin  tener  que  hacerlo.

Cada  día  es  un  tormento  y  una  apología  a  la  subsistencia.


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