He cometido errores, lo sé.
Pretendí guiar siendo un desorientado.
Te juzgue con mis pensamientos, quise forzarte románticamente. Hice de mis caprichos los motivos de nuestros encuentros, no pensé en ti, hoy comprendo que nunca lo hice.
La paciencia aun se niega a perecer. Arrinconado en el seudo aposento pretendo hacer de mí andrajoso presente un prometedor mañana.
He clamado por tu regreso – ya no tengo vergüenza – has lo que tu raciocinio demande y sí por allí tu corazón te reprocha, no te arrepientas, no vuelvas porque el que siempre te esperó, para siempre se marchó.
He cometido errores, lo sé.
Perfecto, mi hermano.
ResponderEliminarLa autocrítica va de la mano con la esperanza. Describes muy bien esta experiencia. Y, con respecto a la realidad, existe cierta semejanza. La canción, ni qué decir... podría ser parte del repertorio para la junta con los amigos. Saludos.