La incansable lucha por alcanzar el olvido, es el afán de amar sin haber amado
Persiguiéndote por los eternos pasillos de la esperanza.
Ahora sé que nunca debí hacerlo.
Eché a la fumarola mis sueños e incinere en el cráter de tu indiferencia las infames palabras de mi cariño.
Removiendo las derruidas cenizas, hallé entre los escombros la verdadera voz de mi quejido. Y cuando quise ahogar el alba de la súplica, terminé por asfixiar el alma que te amaba.
La incansable lucha por alcanzar el olvido, es el afán de amar sin haber amado.