Ha pasado unos minutos y pretendo hacer algo ligado a la dulzura y a la fantasía. No lo sé, tal vez ese rostro sumido en la pesadumbre. Tal vez la imagen de una niña que al soñar lo hace con el mundo hermoso que todos anhelamos.
Ese mundo eres tú. Ese mundo inalcanzable que ni las vicisitudes pueden rozar. Lamento llamarme Marcos, pero es inevitable, desafortunado mi nombre que hoy enajenado esta de tu pensamiento. Dios mío, realmente lo lamento.
Martha, esta no es parte de tu historia, es solo un tropiezo. Un vil escollo que intenta menoscabar esa fragilidad acorazada que emanas, esa sublime y deliciosa felicidad que obsequias. Porque eso eres tú, un bello ramillete de flores que el mundo aun no logra apreciar.
Marcos