sábado, 28 de agosto de 2010

El inicio del final

La tumba que guarda en sus aposentos el hombre que ayer fui. Cual guiñapo despreciado que sepulta lo amado; pérfido y repulsivo sentir que lacera y colorea un existir.


En el onomástico del desalmado la palabra del olvidado, con la lisiada memoria de preludio y la cegada ilusión de infortunio.



Podría hablar de un posible que usurpa lo imposible, de una idea que ajusticia un presente. Podría hablar, podría hablar……


……cual voz que se desvanece en el olvido, trémulo mirar que esquiva la verdad, aquella que el tiempo no absuelve o aquella que la vida condena.


Gracias.

lunes, 16 de agosto de 2010

Delicioso enigma

La víbora de una añeja canción es el motivo de mi narración, sin tropezar en ofensas y sin hundir decencias denuncio y renuncio, porque si la perdición nos llama a una fémina se clama.

Lastimosa composición la mía que no conoce de turbulencias, obnubilada esta por la dama de las esencias, aquella llamada amor y que a mi me causa pavor.

Perniciosa y deliciosa ocasión, que no hay mal que por bien no venga o no hay mal que por bien no se obtenga. Y si debiera yo narrar mi historia, prefiera contar mi tragedia.

Tragedia que enluta y convence, tras largas noches de penitencia se esboza la sentencia, porque si la divinidad se presenta la justicia apremia, cual verdugo que estrangula el amor, cual desdén que degolla a su narrador.

¡Arriba piernas, arriba zancas! En este mundo, todas son trampas.

Jocoso final de Palma, jugoso inicio del alba.

sábado, 14 de agosto de 2010

Incrédulo o inverosímil

Apelando a tu generosa mirada o apoyándome en lo que los feligreses llaman fe y otros dicen fantasía. Allí, inerte y expectante, a sabiendas de las diferencias renegué mi presente, y añore mi pasado.

La oscuridad brillante se imponía y suponía, escotoma, lamentando y sugiriendo, tan lejos y tan cerca, como si fuera hoy, como si fuera ayer.



El cielo gris limeño, Dios santo, de comparsa mi alergia lacerando a este maltratado, aquel que evoca o aquel que sueña, a lo mejor la pretérita ilusión es el bullicio o será el rostro de la veracidad.

Lección aprendida, noche barranquina, lo ideal o lo que supuse perfecto, debí decirlo y lo ahogue en mi garganta, debí saberlo y lo sembré en mi alma.

Tal vez equivocado, no, draconiana decisión y onerosa cruz, que si lo merezco, pues el amor no se merece, se gana.

Para ti y no sé quién eres.