viernes, 31 de diciembre de 2010

Martha

Ha  pasado  unos  minutos  y  pretendo  hacer  algo  ligado  a  la  dulzura  y  a la  fantasía. No  lo  sé, tal  vez  ese  rostro sumido  en  la  pesadumbre. Tal  vez  la  imagen  de  una  niña  que  al  soñar  lo  hace  con  el  mundo   hermoso  que  todos  anhelamos.

Ese  mundo  eres  tú. Ese  mundo  inalcanzable  que  ni  las  vicisitudes  pueden  rozar. Lamento  llamarme  Marcos, pero  es inevitable, desafortunado  mi  nombre  que  hoy  enajenado  esta  de  tu  pensamiento. Dios  mío, realmente  lo  lamento.



Martha, esta  no  es  parte  de  tu  historia, es  solo  un  tropiezo. Un  vil  escollo  que  intenta  menoscabar  esa  fragilidad  acorazada  que  emanas, esa  sublime  y  deliciosa  felicidad  que  obsequias. Porque  eso  eres  tú, un  bello  ramillete  de  flores que  el  mundo  aun  no  logra  apreciar.

Marcos

Melodía agónica

Reliquia  que  suplicas  ese  aliento  de  vida  negado  para  ti. ¿Por qué  reclamas? ¿De  qué  te  quejas? Escañuelo  de  esa  damisela  cuyo  desdén  te  obsequia, solo  para  estrangular  el  amor  que  nunca  debió  nacer.
El  verdugo  fuiste  tú. No  entendiste  a  tiempo, no  escuchaste  el  llamado  de  la  razón  y,  te  dejastes  arrastrar  por  las  falacias  de  la  pasión.

Continúa  suplicando  en  silencio. Para  qué  tararear  esa  añeja  y  desconsolada  melodía, esa  tonta  canción  que  ya  nadie  quiere  escuchar.
A  las  puertas  de  la  iglesia  te  apoyaras. Pretendiendo  obtener  el  perdón,  con  tu último  suspiro   anhelaras  tocar  el  altar. “Lo  siento”  dirá  el  párroco, hoy  suena  la  marcha  nupcial, mañana  sonara  la  composición  sepulcral.
Hasta  siempre.   

lunes, 27 de diciembre de 2010

Blasfemia

El  anochecer  del  26, igual  como  siempre. Aunque  ausente  el  vaivén  monótono  y  ese  monologo  interior  que  reclama  con  la  voz  del  introvertido  y, con  el  temblor  del  epiléptico.
Tren  descarrilado. Inicuo  trovador  cuya  melodía  intenta  desafiar  el  tiempo. La  extensa  distancia, casi  inexpugnable, aunque  podría  decir  inexorable. Desconociendo  la  misericordia  y  lapidando  una  ilusión.

Quejumbrosa  agonía, sin  el  calor  que  me  entregabas. Tristezas  que  ya    obstinado  corazón  no soporta; tu  súbdito, el  muy  estúpido  que  te  llora, cuando  debería  maldecirte.
Enfermo  de  mirarte  y  negado  a  la  respuesta. Postrado  en  esa  vieja  litera  cuyo  rechinar  ennoblece  su  existencia, esa  vida  de  servidumbre  y  nunca  de  felicidad.
Adiós

viernes, 10 de diciembre de 2010

La tierna esperanza

Martha:


La  noche  no  menguaba  la  imagen. Yo  fui  testigo  de  una  deidad. De  aquellas  que  solo  la  imaginación  puede  crear  y  que  solo  el  pensamiento  puede  recrear.

Sabes, debería  o  debiera  rozar  la  fantasía, pero ella  negada  para  mí, no  alcanza  el  carisma  o  dulzura  de  los  cuales  mis  ojos  dieron fe. Esperanza  que  a  su  vez  intenta  alcanzarte, como  rezos  al  unisonó  que  tu delicada  voz  e  incomparable  sonrisa  vuelven  a  emitir.



Misericordia  divina  que  te  lleva  en  sus  brazos  y  te  devuelve  la  generosa  aura  que  es  la  motivación   de  muchos. Ellos, fieles  espectadores  que  al  igual  que  tu  servidor, se  alegran  de  tu  recuperación , porque  ello  es  la  delicia  de muchos  y  la  felicidad  de  otros.

Con  apuro  te  veía  recorrer  los  pasillos  del  instituto. La  fortuna  hizo  que  me  encuentre  contigo  y  disfrutar  nuevamente  de  ese  indescriptible  carisma  del  cual  fui  contagiado  el  primer  día  en  que  ambos  conversamos.

Elegante  y   suave, como  el  alba  al  amanecer.  Y  aquella  vocecilla  que  subyuga  al  oyente. Esa  mirada   tierna  y  colmada  de  ilusión   que  no  solo  deleita, sino  también  enseña ……………

Continuara:

jueves, 7 de octubre de 2010

Gracias Don Mario

Pecho  erguido  que  demanda  felicidad  y  pasión. Cual  apasionado  que  escribe  con  premura,  y  con  cada  latido  refleja  emoción.


Me  atrevo  con  desparpajo a  sentir  orgullo  ajeno. Aquel  cuyo  proceder  enaltece  y  condena,  por que  ínfimo  autor  el  que  se  dedica  y  gran  dramaturgo  que  nos  premia.






Y  la  palabra  trasciende  fronteras. Iluminando  laberintos  del  iletrado, cavernas  inquisidoras  que  flagelan  al  ser  humano  y  que  interrogan  al  divino.




Gracias  señor  Vargas  Llosa, gracias  por  un  excelso  despertar. Por que  inexistentes  Fujimoris que  cercenen  su  apellido, ni Chávez  que  lo  critiquen. Por que  hoy  no  recorrió  la  escalera  del  Fredemo, por  que  hoy  usted , camino  por  la  escalera  al  cielo.

Atte.:                
                             
 Marcos  Iván  Herrera  Estevan

sábado, 28 de agosto de 2010

El inicio del final

La tumba que guarda en sus aposentos el hombre que ayer fui. Cual guiñapo despreciado que sepulta lo amado; pérfido y repulsivo sentir que lacera y colorea un existir.


En el onomástico del desalmado la palabra del olvidado, con la lisiada memoria de preludio y la cegada ilusión de infortunio.



Podría hablar de un posible que usurpa lo imposible, de una idea que ajusticia un presente. Podría hablar, podría hablar……


……cual voz que se desvanece en el olvido, trémulo mirar que esquiva la verdad, aquella que el tiempo no absuelve o aquella que la vida condena.


Gracias.

lunes, 16 de agosto de 2010

Delicioso enigma

La víbora de una añeja canción es el motivo de mi narración, sin tropezar en ofensas y sin hundir decencias denuncio y renuncio, porque si la perdición nos llama a una fémina se clama.

Lastimosa composición la mía que no conoce de turbulencias, obnubilada esta por la dama de las esencias, aquella llamada amor y que a mi me causa pavor.

Perniciosa y deliciosa ocasión, que no hay mal que por bien no venga o no hay mal que por bien no se obtenga. Y si debiera yo narrar mi historia, prefiera contar mi tragedia.

Tragedia que enluta y convence, tras largas noches de penitencia se esboza la sentencia, porque si la divinidad se presenta la justicia apremia, cual verdugo que estrangula el amor, cual desdén que degolla a su narrador.

¡Arriba piernas, arriba zancas! En este mundo, todas son trampas.

Jocoso final de Palma, jugoso inicio del alba.

sábado, 14 de agosto de 2010

Incrédulo o inverosímil

Apelando a tu generosa mirada o apoyándome en lo que los feligreses llaman fe y otros dicen fantasía. Allí, inerte y expectante, a sabiendas de las diferencias renegué mi presente, y añore mi pasado.

La oscuridad brillante se imponía y suponía, escotoma, lamentando y sugiriendo, tan lejos y tan cerca, como si fuera hoy, como si fuera ayer.



El cielo gris limeño, Dios santo, de comparsa mi alergia lacerando a este maltratado, aquel que evoca o aquel que sueña, a lo mejor la pretérita ilusión es el bullicio o será el rostro de la veracidad.

Lección aprendida, noche barranquina, lo ideal o lo que supuse perfecto, debí decirlo y lo ahogue en mi garganta, debí saberlo y lo sembré en mi alma.

Tal vez equivocado, no, draconiana decisión y onerosa cruz, que si lo merezco, pues el amor no se merece, se gana.

Para ti y no sé quién eres.