Auto extinguiéndome no
hallo respuestas a mis
plegarias. Un corolario de
caídas que solo
son la introducción
de una lamentable
partida, de un esperado final
que se hace el desentendido aun
sabiendo que mi
presencia avergüenza más mi condición.
He tocado fondo, ahora
si lo puedo
refrendar. Estoy arrastrándome entre
la putrefacta desdicha. Creo que
me lo merezco, al
final, sabía que el
amor no estaba
permitido para mí, sin embargo mi
anarquismo me jugó
una mala pasada.
No es tu
culpa, es totalmente mía. Acepto lo
que me toca y
cuando siento que
sobrevivo porque a
alguien se le
da la gana, pienso
en la muerte como
un escape o
como una forma
de soñar eternamente, sin darme
cuenta de lo
que paso, de lo
que hice, ni de lo que
siento.
Mientras aguardo
la parca como
solución a mi desconsuelo
o una palabra
tuya para dinamitar
mi existencia, hago del
llanto interno mi
cobijo y de
mis epístolas la
forma de expresar
que hay quienes
que hasta las
puertas del infierno
las tienen cerradas.
Conozco mi destino, lastimosamente este
no se apresura.